“Demasiada gente abdica de ser
responsable de sí misma. En la espiritualidad, demasiada gente quiere que
alguien le diga qué hacer. Quieren que el maestro les diga: “Haz esto o no
hagas eso. Medita tanto tiempo o tanto otro”. Si nos vemos atrapados en este
hábito, podemos quedarnos en una especie de infancia espiritual. En un momento
dado necesitamos crecer; necesitamos mirar dentro de nosotros y encontrar
nuestro guía interior. Hay cosas que la mayoría de seres humanos saben, aunque
no quieran saberlas. Saben profundamente que ciertos aspectos de sus vidas
funcionan o no, que ciertas partes de su existencia son funcionales y otras no
lo son. Sin embargo, a veces, como seres humanos, no queremos saber lo que no
nos conviene. Entonces fingimos que no sabemos.
Lo más importante es salir del
fingimiento. Hay un momento y un lugar para cada cosa. Hay un tiempo para hacer
esfuerzos y ser disciplinado, para soltar y darte cuenta de que no puedes
hacerlo solo, de que dependes de la gracia, de que el esfuerzo y la lucha no
forman parte del proceso.
Pero entiende una cosa: la
trayectoria de nuestra vida espiritual y de todo despertar espiritual –
cualquiera que sea nuestra vía, tanto si es una vía progresiva o directa como
si es devocional o de otro tipo – nos lleva hacia la rendición. En definitiva,
ése es el objetivo del camino espiritual. Todo lo que hacemos nos lleva a un estado
espontáneo de rendición, de dejar ir. Ahí es donde todo nos conduce, cualquiera
que sea el camino, cualquiera que sea la práctica. Cuando sabes esto, te das
cuenta de que cada paso del camino es la siguiente oportunidad de rendirte. Es
posible que requiera mucho esfuerzo llegar ahí, que requiera mucho esfuerzo
llevarte al punto en el que estés dispuesto a rendirte a la gracia, pero, al
final, toda la espiritualidad se resume en soltar la ilusión del yo separado,
soltar lo que pensamos que es el mundo y cómo creemos que debería ser. Tenemos
que estar dispuestos a perder nuestro mundo. Ese estar dispuestos es la
rendición; ese estar dispuestos es soltar. Y cada uno de nosotros tiene que ver
lo que ese soltar significa para nosotros, qué tenemos que soltar. Que esto nos
resulte fácil o difícil no importa lo más mínimo. En definitiva, lo importante
es soltar.”
Adyashanti, El final de tu mundo, Comentarios sobre
la naturaleza de la Iluminación